El “Veco” Villegas nunca se limita a los partidos. Mientras la pelota vuela en la cancha 1 y 2, la vida del torneo se despliega en cada rincón de Tucumán Rugby, sobre todo en jornadas de calor intenso como la de esta mañana. Allí, donde el sol no dio tregua, jugadores de todos los clubes encontraron modos propios de bajar revoluciones, refrescarse y seguir viviendo el torneo desde otro costado.

La piscina se transformó, desde temprano, en el gran punto de encuentro. A medida que los equipos iban terminando sus partidos, muchos jugadores se dirigían directo hacia el agua para combatir el calor sofocante. Eran grupos enteros entrando y saliendo, algunos simplemente remojándose, otros nadando un rato o charlando bajo la sombra. Sin exageraciones ni escenas forzadas: la pileta fue el lugar más buscado para recuperar energías y acomodar el cuerpo después del desgaste.

Analía Jaramillo/LA GACETA.

A un costado de la cantina principal, la pequeña cancha de básquet de cemento cobró vida propia. Varios jugadores, todavía con la transpiración del partido, aprovechaban para tirar al aro, jugar uno contra uno o simplemente picar la pelota y moverse sin presión. No había marcador, ni árbitro, ni sistema: solo chicos disfrutando de un rato libre lejos del rigor del scrum y las formaciones.

La cantina fue otro de los epicentros del “Veco”. Desde la mañana hubo un constante ir y venir de equipos completos que buscaban hidratarse, compartir algo para comer o simplemente sentarse un momento bajo techo. Para muchos clubes, la cantina se convirtió directamente en el lugar del almuerzo. Cada grupo armó su propio pequeño tercer tiempo antes del horario oficial.

Analía Jaramillo/LA GACETA.

Entre la pileta, el básquet y las mesas colmadas, un rincón llamó especialmente la atención: el puesto de merchandising del Veco Villegas. Ahí se ofrecían remeras, gorras y distintos artículos con el nombre del torneo y el escudo de Tucumán Rugby. A lo largo de la mañana fueron pasando jugadores, padres, entrenadores y delegaciones enteras, muchos buscando un recuerdo para llevarse a casa o para sumar a la colección del club.

El “Veco” es intensidad adentro de la cancha, pero también es esta vida alrededor: chicos refrescándose en la pileta, otros matando el tiempo con un aro de básquet, una cantina que se convierte en refugio y espacios donde cada club arma su mundo propio. Es ahí, en esos detalles, donde el torneo muestra su esencia más entrañable: la convivencia, el calor, la espera, la charla, el compartir. Todo eso también es parte del rugby. Y todo eso también es el “Veco”.